La estética del Rakú original se basaba en la filosofía Zen y el concepto de wabi-sabi: es la idea de una belleza intrínseca humilde y “thatness” que trasciende la intención humana individual.
Rakú en occidente se ha asociado o traducido a goce, placer interior, satisfacción, alegría y liberación.
Los inicios del raku se asociaban a la realización de un cuenco para la ceremonia del té. El cuenco del té es un símbolo de los valores esenciales y se transmite de generación en generación.
Piezas son sometidas a distintos cambios térmicos para producir distintos efectos propios de la técnica de tradición occidental.